© Bert Willaert / Alamy / WWF-UK

Una visión panorámica

La serie de catástrofes recientes, como los incendios devastadores, las plagas de langostas y la pandemia de la Covid-19 están sacudiendo la conciencia ambiental global, demostrando que la conservación de la biodiversidad debe convertirse en una inversión estratégica no negociable destinada a preservar nuestra salud , recursos y seguridad. El año 2020 era clave , pues la comunidad internacional iba a empezar a desarrollar planes ambiciosos para asumir por fin las riendas del Antropoceno con importantes reuniones sobre cambio climático, biodiversidad y desarrollo sostenible, pero debido a la Covid-19 la mayoría de estos encuentros han tenido que posponerse hasta 2021.

En los últimos 50 años, nuestro mundo se ha visto drásticamente transformado por una explosión del comercio global, el consumo y el crecimiento de la población humana, junto a una poderosa expansión urbanística. Esto está provocando una destrucción y degradación acelerada de la naturaleza, en un mundo donde ya se están sobreexplotando los recursos naturales a un ritmo sin precedentes.

Las últimas áreas realmente vírgenes que aún quedan en el planeta se encuentran en unos pocos países. Como resultado de todo ello, nuestro mundo natural se está transformando más rápido que nunca.

Viviendo más allá de nuestros medios

En las últimas décadas, la pérdida de biodiversidad ha sido en su mayoría efecto de los cambios en usos del suelo, convertiendo hábitats autóctonos originales en tierras de cultivo. Hasta un 75% de la superficie terrestre no cubierta de hielo ya ha sido alterada de manera significativa. Desde el siglo XVIII casi el 90% de los humedales del planeta ha desaparecido y las cartografías recientes globales muestran hasta qué punto las actividades humanas han alterado millones de kilómetros de ríos, sin dejar fuera la sobreexplotación de los océanos, amenazando así el propio bienestar humano . El cambio climático aún no está siendo la causa más importante de pérdida de biodiversidad, pero se analizará que en las próximas décadas alcance la misma importancia, o aún mayor.

 

¿Cómo está la salud de nuestro planeta?

El Índice Planeta Vivo (principal indicador del reporte), nos da cuenta de un desplome medio del 68% en las poblaciones analizadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2016 (datos más recientes).

Las tendencias poblacionales de las especies son importantes porque constituyen un buen indicador de la salud global de los ecosistemas. Pero medir la biodiversidad, la variedad de todos los seres vivos, es una cuestión compleja, por lo que no existe una medida única capaz de reflejar todos los cambios que se van produciendo. Aun así, la inmensa mayoría de los indicadores usados ​​muestran un claro declive neto a lo largo de las últimas décadas. Para construir este indicador se han utilizado grupos de datos de poblaciones silvestres. El IPV recoge estas tendencias poblacionales para calcular sus cambios porcentuales medios en términos de abundancia desde 1970. El índice de este año incluye casi 400 especies nuevas y 4.870 nuevas poblaciones.

 

En la actualidad, el IPV solo recopila datos de especies de vertebrados, pues históricamente han recibido un mayor seguimiento, pero estamos llevando a cabo importantes esfuerzos para incorporar datos sobre especies de invertebrados a medida que intentamos ampliar nuestros conocimientos sobre los cambios en las poblaciones silvestres .

© OMS/CDB 2015

Nuestra relación con la naturaleza

La naturaleza está presente en todos los aspectos relacionados con la salud humana y contribuye a la misma con servicios no materiales, como el aprendizaje y la inspiración, la formación de experiencias físicas y psicológicas y la conformación de nuestras identidades, elementos esenciales para la calidad de vida y la integridad cultural. Pero no todo es bienestar para las personas, mantener el equilibrio en la Tierra, es el eje que sustenta la vida del planeta para poder seguir siendo hábitat de las especies que viven aquí, conectadas unas a otras, desde la más pequeña a la más grande.

Los vínculos entre BIODIVERSIDAD y SALUD son muy diversos e incluyen desde las medicinas tradicionales y los productos farmacéuticos derivados de las plantas hasta la filtración de agua que realizan los humedales. Las personas valoran la naturaleza de diferentes formas, así que hay que tener en cuenta todas para poder diseñar políticas que aseguren un planeta saludable y resiliente tanto para la población humana como para la propia naturaleza.

Informe Planeta Vivo 2020

© WWF

Revertir la curva

El Informe Planeta Vivo 2020 se publica en un momento de convulsión mundial, pero su mensaje clave es algo que no ha cambiado en décadas: la naturaleza, nuestro sistema de soporte vital, está disminuyendo a un ritmo asombroso.

Sabemos que la salud de las personas y la de nuestro planeta están cada vez más entrelazadas: los devastadores incendios forestales del año pasado y la actual pandemia de Covid-19 lo han hecho innegable. El modelo “Revetir la Curva” nos dice que, con un cambio transformacional, podemos cambiar el rumbo de la pérdida de biodiversidad. Es fácil hablar de cambio transformacional, pero ¿cómo lo haremos realidad, viviendo en nuestra sociedad moderna compleja y altamente conectada?

Sabemos que requerirá un esfuerzo colectivo global; que el aumento de los esfuerzos de conservación es clave, junto con los cambios en la forma de producir y consumir nuestros alimentos y energía. Los ciudadanos, los gobiernos y los líderes empresariales de todo el mundo deberán formar parte de un movimiento por el cambio con una escala, urgencia y ambición nunca antes de vistas.

Descarga la versión juvenil del Informe Planeta Vivo

Resumen Informe 2020
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